Autovía A15
Han sido cuatro las veces que he transitado hoy por la autovía A15, por el tramo conocido como autovía de Leizaran. Une Donosti y Pamplona en una hora y su construcción estuvo en el punto de mira de ETA hasta su inauguración en 1995. Transcurre por un entorno de media montaña, bordeando la sierra de Aralar por su lado este. El paisaje que se contempla puede llegar a ser muy bello. Hoy era uno de esos días. Estaban las brumas que se rompían entre los riscos y el hayedo, también los prados amarillentos del invierno, y en el fondo del valle algunos pueblos con chimeneas encendidas, caseríos aislados, rebaños de ovejas en los claros arrancados al bosque, un par de gasolineras y un área de servicio con bocadillos de jamón y queso, mantas de viaje, vitrinas con navajas y mercadotecnia de Bob Esponja, un tipo absurdo y fantástico capaz de hacerme olvidar lo que tengo que hacer. Un gran tipo. Suelo verlo con mi hija. Sigo conduciendo y al cabo de un rato me doy cuenta de mi sonrisa y no la quito. ¿Por qué iba a hacerlo? Meto una cinta y suena la Credence. Viejos amigos, siempre viajamos juntos.
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