Un lugar oscuro
No me ha costado encontrar el lugar donde se encontraba el bar Náutico, en Pasaia. Con ese nombre, me he dicho, tiene que estar junto a los muelles y en alguna calle más o menos principal. Llego con tiempo. Aparco el coche cerca de la bocana del puerto y me asomo al farol verdiblanco de señales. El viento sur se encañona con fuerza y el mar chapotea agitado contra el pequeño dique. ¿El bar Náutico? pregunto a un pescador. En Pasajes no, responde. Ocurre a menudo. Muchos de los bares y comercios donde ETA ha asesinado han cambiado de nombre o han cerrado. Camino sin prisa hasta el centro, hasta que encuentro una parada de taxis. ¿El Náutico? pregunto a los taxistas más veteranos. Uno de ellos señala con su brazo. Llegas tarde, ahora es una panadería.
Agradezco la información, busco el ángulo, saco algunas fotos y vuelvo hacia el coche. El puerto deja sus luces sobre el agua; las grúas y los barcos, el olor a grasa y a carburante, las maromas y los amarres, los callejones, las sombras… Y pienso en Ángel Facal Soto, en su adicción a la heroína, como tantos otros en los ochenta, como tantos amigos y conocidos. Una mierda, la heroína. Un lugar oscuro, el caballo. Algunos salieron a flote, otros no lo lograron. A Ángel no le dieron la oportunidad. Euskadi Ta Askatasuna, banda reaccionaria y cínica hasta la esquizofrenia, lo condeno a morir de un tiro en la cabeza.
Trackbacks
Los comentarios están cerrados.